AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE

A diferencia de Asia Oriental, según sostiene un trabajo del Banco Mundial, no se beneficia aún de una mayor integración con sus vecinos y el mundo.

“El ascenso del Sur ha dejado una marca indeleble en la economía mundial, pero este impacto incuestionable oculta diferencias importantes entre los países del Sur. La diferencia entre la riqueza de nexos de Asia comparada con los de América Latina sugiere que nuestra región aún no se beneficia del círculo virtuoso generado por una mayor integración con sus vecinos y el mundo”, sostuvo Augusto de la Torre, economista jefe del Banco Mundial para la región y uno de los autores de América Latina y el ascenso del Sur: Nuevas prioridades en un mundo cambiante, editado por el organismo multilateral y presentado la semana pasada.

El libro, publicado hasta ahora en inglés bajo el título Latin America and the Rising South: Changing World, Changing Priorities, contrasta la evolución registrada por Latinoamérica y Asia Oriental desde la década de los 80, cuando las redes comerciales de ambas regiones eran igualmente débiles y centradas en un único gran jugador del Norte, Estados Unidos y Japón, respectivamente.

En los últimos cuarenta años, el Producto Interno Bruto (PIB) del Sur se duplicó hasta representar alrededor de 40% del total mundial y se calcula que en diez años podría alcanzar una tasa de 55%. En tanto, la proporción del comercio mundial atribuible al Sur también se duplicó, hasta alcanzar 51%, mientras que su participación en los flujos de capital entrante prácticamente se triplicó y hoy concentra una proporción parecida.

Según revela el trabajo, entre 2000 y 2012 la participación del Sur en las exportaciones mundiales de manufacturas aumentó de 32% a 48%, mayormente debido a China. De hecho, la participación china aumentó en más de 10 puntos porcentuales, mientras que la de los siguientes 20 exportadores de manufacturas del Sur —incluidos Brasil y Chile— aumentó apenas 8% en total. Más aún, en algunos países del Sur, incluido México, de hecho descendió.

Entretanto, los países de Asia oriental tienen una participación mucho más activa en las redes de producción transfronterizas, conocidas como cadenas globales de valor (CGV) en comparación con la mayoría de los latinoamericanos, que tienden a integrarse únicamente como exportadores de materias primas o productores de bienes terminados, y no en el medio, el “punto óptimo” que brinda los mayores beneficios potenciales de crecimiento.

“La fuerza inicial del ascenso del Sur —y en particular la bonanza de las materias primas encabezada por China— significó enormes conquistas económicas y sociales para América Latina. En la actualidad, sin embargo, a medida que esta fuerza se desvanece, es imperativo que los países latinoamericanos se vuelvan mejores protagonistas de este nuevo escenario”, dijo De la Torre, y apuntó: “Lo que hemos aprendido hasta ahora es que el comercio mundial o la recepción de inversiones extranjeras directas no son suficientes. Hay que hacer más para aprovechar plenamente ese comercio e inversión”.

Publicado el 24-05-2015
Fuente: Banco Mundial / Foto: Autoridad Portuaria de Guayaquil.