AGROINDUSTRIA

El aceite de soja, en la búsqueda de su destino

Por razones que parecen ir más allá de lo comercial, los despachos argentinos a China cayeron en picada. Explicaciones y escenarios detrás del conflicto.

El aceite de soja, en la búsqueda de su destino
Entre un año y otro, los volúmenes pasaron de 289.437 a 7.590 toneladas.

 

Por Roberto A. Pagura / terminalC

Argentina y China son “países súper complementarios, aunque Argentina necesita tener un comercio un poco más diversificado, y China puede ayudar”, decía Gustavo Grobocopatel en una entrevista con Xinhua publicada el 10 de junio pasado.

“Podemos vender soja, pero necesitamos vender también pollo, cerdo, lácteos. Necesitamos empresas argentinas que se instalen en China y empresas chinas que se instalen en Argentina, y necesitamos hacer empresas mixtas, con accionistas de los dos países”, agregaba el rey de la soja, según la calificación empleada por la agencia oficial china.

Xinhua consignaba que Grobocopatel aspira a replicar en territorio asiático un modelo de negocios que supone “un terrateniente sin tierras ni máquinas, que impulsa una red de productores y proveedores asociados, a partir de un nuevo paradigma de la agricultura, basado sobre el conocimiento y el avance tecnológico”.

Es claro que la complementariedad mentada por el empresario no equivale a ausencia de conflictos, como lo revela la historia reciente de las relaciones comerciales bilaterales.

Hace diez días, el sitio especializado Valor Soja sostenía taxativamente que las autoridades de ese país habían bloqueado el ingreso de aceite de soja argentino “en represalia por la interrupción de las obras destinadas a construir las represas santacruceñas Jorge Cepernic y Néstor Kirchner”.

Consultado por La Nación, el consejero económico y comercial de la Embajada de China en la Argentina, Zhai Chengyu, desmentía la existencia de tal medida y aseguraba: “Las empresas chinas tienen total libertad para elegir los productos que quieren importar. En el mercado chino deciden siempre la calidad y el precio o mejor dicho, la relación calidad/precio”.

En efecto, de acuerdo con datos de la Aduana china publicados por Reuters y consultados por ese diario, el valor de la tonelada de aceite argentino, de 1.141,6 dólares en agosto muy superior al de su similar brasileño, de 742,4 dólares.

No obstante, y pese al previsible empeño del diplomático, no parece tratarse de un asunto meramente comercial. Unos días más tarde, el periodista Néstor Restivo, codirector de Dang Dai y una voz autorizada a la hora de hablar de China, ofrecía en el sitio de esa revista una explicación más completa y esclarecedora del conflicto.

Aunque no necesariamente paralizada, la construcción de las represas sigue demorada, apunta Restivo y refiere algunos entretelones: “En el verano pasado el presidente del Banco Chino de Desarrollo, Zheng Zhijie, vino sigilosamente a Buenos Aires y a Santa Cruz a ver in situ qué pasaba. Luego trascendieron cartas que ése y otro banco financista de la obra le enviaron al ministro de Hacienda Alfonso Prat Gay. El mensaje en ambos casos fue el mismo: si se caen las represas y por tanto el crédito, se cae también el financiamiento de la otra gran obra china en el país, la del ferrocarril Belgrano Cargas, así como el swap de monedas con el Banco Central y otros proyectos, porque hay lo que se llama cross default. Todo está atado. Y los chinos parecen estar cansándose. El acuerdo por las obras hidroeléctricas y otros tienen la firma y el sello del presidente Xi Jinping, es decir, del líder de la segunda economía mundial, que ya dos veces vio a su par argentino Mauricio Macri y le dijo que comprendían el cambio de gobierno y sabrían esperar. Pero no eternamente”.

China necesita alimentar a cerca de 20% de la población mundial y está lejos de satisfacer ese cometido por sí misma, teniendo en cuenta la escasez de tierras disponibles para la agricultura y las transformaciones asociadas a una urbanización acelerada, en particular la emergencia de nuevas clases medias que demandan una dieta más diversificada y más rica en proteínas.

Consciente de su poder de compra, respaldada por su potencia exportadora y la magnitud de sus inversiones y activos financieros, China no es precisamente un actor pasivo del mercado agroalimentario

En agosto último, la gigantesca estatal china Cofco, que ya controlaba Noble, completó la adquisición de Nidera. Ambos son jugadores de primera magnitud en el comercio exterior agroalimentario argentino. El año pasado, de acuerdo con los registros del Ministerio de Agroindustria, controlaban en conjunto casi 14,0% de las exportaciones de granos, 17,8% de las de porotos de soja, 10,5% de las de subproductos y una proporción similar de las de pellets de soja, y 9,1% de las de aceite de la misma familia, dominante en ese renglón.

Sea por las razones que fueren, lo cierto es que China ha dejado efectivamente de comprar aceite de soja argentino. Los números son contundentes. Según las estadísticas de Agroindustria, el volumen pasó de 289.437 toneladas en el primer semestre de 2015 a 7.590 toneladas durante el mismo período de este año.

Un informe de la Consejería Agroindustrial de la Embajada argentina en China, del 30 de agosto pasado, confirma la tendencia aunque con cifras diferentes, a partir de datos de la Aduana de ese país.

De acuerdo con la Consejería, en los primeros siete meses no hubo operaciones con aceite de soja crudo argentino (correspondiente a la posición arancelaria 1507.1000), mientras a esa altura de 2015 habían ingresado 213.042 toneladas, que representaban 58,4% del volumen adquirido por China. Hoy, ese lugar es ocupado por Brasil, con 59,1% del total, seguido por Ucrania, con 19,1%, y Rusia, con 13,2%, que antes ocupaban lugares marginales.

A juzgar por el informe, el valor del aceite no ha sido determinante en ese cambio de escenario. Con 1.019 y 1.020 dólares por tonelada respectivamente, tanto el producto de origen argentino como el brasileño superan el precio de referencia del mercado de Dalian, que es de 932 dólares.

El reporte permite corroborar también que las menores importaciones de aceite de soja por parte de China no son un fenómeno circunstancial ni circunscripto a un solo país.

En 2009, la Argentina había alcanzado un volumen exportado récord de 1,8 millones de toneladas, valuadas en 1.408,3 millones de dólares. Tras una abrupta caída en 2010 —resultado de un diferendo comercial—, los despachos fueron creciendo con oscilaciones, pero sin recuperar aquella marca. Simultáneamente, China fue recortando sus compras totales, de 2,4 millones de toneladas en 2009 a 808 mil el año pasado.

La Consejería ofrece además algunos indicadores que permiten considerar el tema con cierta perspectiva. Si bien se prevé que para la campaña 2016/17 la demanda interna de aceite de soja aumentará en 4,8%, también se incrementará la elaboración local, aunque en medida algo menor.

En teoría, la capacidad instalada permitiría a China producir 28,5 millones de toneladas de aceite, pero la capacidad ociosa ronda hoy 48%.

“La reducción de las importaciones de aceite crudo de soja responde a una política de sustitución implementada por el gobierno chino para aprovechar la capacidad de procesamiento local instalada, atendiendo al mismo tiempo la demanda de harina y pellets de soja del sector de pienso animal del país”, dice el informe.

Al igual que los empresarios chinos, quienes despachan desde la Argentina tampoco permanecen inmóviles. Quizás aleccionados por la experiencia de 2010, apuestan también a la India y, en menor medida, a otros mercados (ver gráfico).

Contra lo que podría esperarse, las exportaciones locales de aceite de soja crecieron 11,3% en el primer semestre respecto de igual período del año pasado. Una treintena de firmas participa de ese comercio; a diferencia de lo que ocurre con los granos, son a la vez productoras.

Las diez primeras concentraban 82,7% del total de enero a junio de 2015. Ahora, su participación llega a 93,2%.

Dentro de ese lote, el líder, Vicentín, mantuvo los volúmenes exportados. Aceitera General Deheza, Cargil, Bunge, Molinos Río de la Plata, Oleaginosa Moreno, Dreyfus y Cagsa los incrementaron y Nidera y Noble los redujeron, 16,8% y 36,9%, respectivamente.

En cuanto a los destinos, India concentró casi 52% del total, seguido a prudente distancia por Egipto, Bangladesh y Argelia, que no había realizado operaciones el año pasado.

El mapa muestra fuertes diferencias entre un año y otro. Entre los países que en 2015 habían realizado compras, 15 dejaron de hacerlo este año, mientras otros 7 se incorporaron al juego. De los 19 restantes, 10 redujeron sus adquisiciones y el resto las aumentó, en algunos casos de manera significativa, como ocurrió con los cuatro principales destinos, pero también con Paquistán, Malasia, Tailandia y, sugerentemente, Brasil.

 

Publicado el 17-10-2016
Foto: Terminal 6, Santa Fe (archivo).

exportaciones de aceite de soja 2007-2016


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