Close
ARGENTINA Y ASIA 2030

Del granero al supermercado

Convocados por el Programa de Agronegocios de la UBA, funcionarios, expertos y empresarios evaluaron cómo responder a una demanda inédita de alimentos. El desafío es consolidar al mismo tiempo un crecimiento sostenible y equilibrado.

 

El fuerte crecimiento de las clases medias urbanas en el sudeste asiático y la expansión consecuente de la demanda global de alimentos conforman una oportunidad histórica para que, dadas ciertas condiciones, la Argentina consolide un desarrollo genuino, sostenible y ordenado, tanto en materia económica como social y ambiental. Tal fue, en apretada síntesis, el leit motiv convocante del simposio “Argentina y Asia en 2030: Estrategias en los Agronegocios para un Mundo en Desarrollo”, organizado por el Programa de Agronegocios y Alimentos y la cátedra de Agronegocios de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires, en el que especialistas, empresarios y funcionarios públicos argentinos y de los países invitados compartieron sus visiones y experiencias. A lo largo de los días 7, 8 y 9 de abril, con más de medio centenar de exposiciones organizadas en seis paneles —sobre China, Japón, Corea, Tailandia, India y Vietnam—, el fenómeno y el desafío que comporta fueron abordados desde las más diversas perspectivas, que incluyeron desde el diagnóstico macroeconómico, el análisis de la demanda potencial y el impacto del cambio tecnológico en la producción agrícola hasta los contextos geopolíticos en que tienen lugar las negociaciones comerciales y la importancia de los aspectos culturales en la gestión de las empresas.

Durante su discurso de apertura y mediante un video concebido por él mismo, Fernando Vilella, director del referido programa y principal impulsor de la iniciativa, presentó los términos de ese desafío, que ya no consiste —como hace un siglo— en ser el granero del mundo sino en transformarse en su góndola de alimentos. Para la Argentina, argumentó, ello requerirá agregación de valor e incorporación de conocimiento, pero también un desarrollo “sano y ordenado”, que sea capaz de “cuidar los suelos, deforestar menos, contaminar menos agua y cuidar a nuestra gente”.

 

Vea el texto completo en la edición impresa.

Suscríbase.

Tamaño del texto A A A