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Editorial

Tras un año ciertamente difícil, buena parte de los actores vinculados con el comercio exterior, el transporte y la logística mira el futuro inmediato con cierto optimismo o, cuanto menos, sin la carga de incertidumbre y temor que eran referencia obligada hasta no hace muchos meses. Como se ha demostrado en reiteradas ocasiones, las expectativas juegan un papel importante —y a veces, decisivo— en la actividad económica…

 

Tras un año ciertamente difícil, buena parte de los actores vinculados con el comercio exterior, el transporte y la logística mira el futuro inmediato con cierto optimismo o, cuanto menos, sin la carga de incertidumbre y temor que eran referencia obligada hasta no hace muchos meses.

Como se ha demostrado en reiteradas ocasiones, las expectativas juegan un papel importante —y a veces, decisivo— en la actividad económica, aunque sólo sea por el hecho de que inducen o desalientan inversiones que marcarán el destino de cada empresa en particular y generarán, a su vez, efectos multiplicadores sobre el empleo, la producción, las exportaciones y aun las condiciones de vida de muchas personas.

Ahora bien, ese saludable optimismo no debería cerrar los ojos, no sólo a las dificultades con las que habrá que seguir conviviendo, sino a los persistentes problemas que aquejan a la actividad.

Por razones que sería difícil sintetizar aquí, pero que se analizan en esta edición, la región y el país en particular pudieron atravesar las instancias más difíciles de la crisis con una relativa fortaleza. Sin embargo, la todavía precaria recuperación en los países centrales y las escasas certezas que ofrece el escenario internacional no hacen aconsejable pensar que la inercia es el camino más seguro.

Esas razones, sumadas a las cuentas pendientes de la Argentina en muchas materias y al hecho —señalado por los especialistas— de que las ventajas competitivas cambian rápidamente de lugar sin previo aviso, parecen indicar, por el contrario, la necesidad de un replanteo que trascienda la coyuntura.

Como apunta la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) en uno de sus recientes trabajos, uno de los interrogantes centrales es cómo transformar la incipiente recuperación en un crecimiento sostenido. Las reflexiones que seguramente provocará la celebración del Bicentenario y la realización en la Argentina de un conjunto de actividades vinculadas al comercio exterior, durante la primera mitad del año, darán oportunidad para que se desplieguen muchas preguntas y, cabe esperar, otras tantas respuestas. 

Roberto A. Pagura / Director editorial

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