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INTEGRACIÓN BIRREGIONAL

Nuevos espacios de cooperación con China

Preparado para un reciente foro ministerial realizado en Chile, este documento informativo de la CEPAL pasa revista a las diversas facetas de la relación entre América Latina y el país asiático y explora las posibilidades de enriquecerla en los planos comercial, económico, científico y social.

 

Con la fuerte expansión observada en 2017, el comercio entre América Latina y el Caribe y China parece haber recuperado el extraordinario dinamismo que exhibió entre 2000 y 2013, período en que su valor se multiplicó por 22. Sin embargo, las considerables carencias que presenta la relación comercial con China no muestran signos de atenuarse. Por una parte, el comercio con dicho país es persistentemente deficitario para la gran mayoría de los países de la región. Por otra parte, se trata de un intercambio netamente interindustrial, en el que la región exporta de manera casi exclusiva recursos naturales (sobre todo en forma no procesada) e importa una amplia gama de manufacturas. La canasta de exportaciones regionales a China muestra una concentración por productos mucho mayor que la de sus envíos a sus otros principales mercados, y en la última década son muy pocos los productos nuevos que han comenzado a exportarse a ese país en montos significativos. Asimismo, el marcado déficit con China en el comercio de manufacturas sigue siendo fuente de preocupación en la región. En definitiva, el comercio entre ambas partes, pese a su innegable potencial, ha contribuido poco al proceso de diversificación productiva y exportadora que la región requiere para alcanzar un desarrollo sostenible. La Iniciativa de la Franja y la Ruta podría beneficiar a la región mediante una dinamización del comercio entre Asia, Europa y África y la demanda resultante de productos de la región. Además, si bien existe una distancia geográfica que no nos permite ser parte de la extensión terrestre, las rutas marítimas, aéreas y digitales pueden ser una extensión natural para estrechar los vínculos comerciales, de inversión, turismo y cultura.

Las características que presenta el comercio entre la región y China son difícilmente modificables en plazos breves. Su carácter interindustrial es el resultado principalmente de la complementariedad entre las respectivas dotaciones actuales de factores productivos, en particular en el caso de las economías exportadoras de materias primas de América del Sur. Por otra parte, la distancia geográfica limita las posibilidades de un intercambio más intensivo en bienes intermedios, como el que se observa dentro de las principales “fábricas” mundiales. A esto cabe agregar las limitadas capacidades tecnológicas de muchos países de la región y las complejidades que plantea acceder al mercado chino, en términos idiomáticos, culturales, legales y regulatorios, entre otros.

Sin perjuicio de las dificultades ya expuestas, hay acciones de beneficio mutuo que los Gobiernos de la región y de China pueden emprender para diversificar el actual patrón comercial. Un ejemplo destacado es el sector de los alimentos, en el que China es un importador neto y la región un exportador neto. En este contexto, los acelerados procesos de urbanización y de expansión de la clase media en China plantean una oportunidad relevante para América Latina y el Caribe. La región, con sus vastos recursos naturales e hídricos, variedad de climas y biodiversidad, cuenta con las ventajas comparativas para ser un abastecedor principal de China de alimentos nutritivos, inocuos y de alta calidad. Sin embargo, ello supone una agenda intensa de trabajo con vistas a conocer y satisfacer los requerimientos del consumidor chino, así como las exigencias regulatorias para acceder a dicho mercado (requisitos sanitarios y fitosanitarios, estándares de calidad y etiquetado, entre otras).

El primer Plan de Cooperación CELAC-China 2015-2019 puso el énfasis en la expansión del intercambio comercial, planteando llevarlo a los 500.000 millones de dólares en 2025. Si bien esta meta es bienvenida, resulta claro que el énfasis en objetivos puramente cuantitativos no contribuirá a superar las significativas carencias que caracterizan las relaciones comerciales entre ambas partes. Hoy en día, tanto o más importante que expandir los flujos comerciales en términos absolutos es desarrollar acciones que apunten a modificar gradualmente su estructura. Por ende, el segundo Plan de Cooperación CELAC-China debiera incorporar metas cuantificables en materia de diversificación de los envíos regionales a ese país. Asimismo, dicho Plan debiera contener el compromiso de las partes de acordar en un plazo acotado una agenda de acciones concretas para tal fin. Por ejemplo, podría convenirse la realización de reuniones temáticas orientadas a que los países de la región conozcan mejor aspectos como los siguientes:

— los requisitos regulatorios para exportar a China, en diversos sectores;

— las tendencias en materia de consumo;

— las oportunidades existentes en los procesos de compras públicas;

— las opciones existentes para resolver eventuales controversias con compradores chinos, por ejemplo, instancias de arbitraje;

— los requisitos y oportunidades asociados a la distribución mediante plataformas digitales chinas, especialmente para las pymes de la región, y

— las oportunidades que ofrecen las provincias del interior de China y las ciudades de relativo menor tamaño, que hasta ahora han sido poco exploradas por las empresas de la región.

Algunos países de América Latina y el Caribe ya realizan actividades como estas como parte de su agenda bilateral de trabajo con China. Sin embargo, lo que aquí se propone es un esfuerzo por incluir al conjunto de los países de la región, aprovechando el marco institucional que ofrece el Foro de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y China. Este tipo de actividades beneficiarían especialmente a las economías más pequeñas de la región, la mayoría de las cuales mantiene débiles vínculos comerciales con China.

[De las Reflexiones finales.]

 

Título: Explorando nuevos espacios de cooperación entre América Latina y el Caribe y China.
Autor: Edición coordinada por Keiji Inoue y Giovanni Stumpo.
Editor: Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
Mes / año: Enero 2018.
Páginas: 100.

 

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