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COMERCIO INTERNACIONAL

Los precios de la energía continuarán elevados

Según las previsiones del Banco Mundial, cerrarán 2021 con un aumento interanual de 80% en promedio. Los agrícolas, a su vez, disminuirán moderadamente.

 

Por Redacción terminalC

Los precios de la energía, que ya aumentaron de manera significativa en el tercer trimestre de este año, seguirán siendo elevados durante 2022, según alertó el Banco Mundial en una nueva edición de sus Perspectivas de los mercados de productos básicos (Commodity Markets Outlook), publicada el jueves pasado.

De acuerdo con las previsiones del informe, disponible en inglés, los precios de la energía en 2021 habrán aumentado 80% en promedio respecto de 2020 y se mantendrán en niveles altos el año próximo, aunque podrían comenzar a disminuir en la segunda mitad si se atenúan las limitaciones de la oferta. En cambio, los de los productos básicos no energéticos disminuirán en 2022, luego de los fuertes aumentos registrados este año.

“En 2021, los precios de algunos productos básicos alcanzaron o superaron niveles que no se registraban desde la suba de 2011. Por ejemplo, los precios del gas natural y el carbón aumentaron a cifras récord entre las limitaciones de la oferta y el repunte de la demanda de electricidad, aunque se espera que bajen en 2022 a medida que disminuya la demanda y mejore la oferta. No obstante, podrían producirse aumentos de precios adicionales en el corto plazo en un contexto de inventarios muy bajos y cuellos de botella persistentes en la oferta”, dice el comunicado del organismo.

Las proyecciones indican que los precios de los metales bajarán 5% en 2022, tras aumentar alrededor de 48% en 2021. Los de los productos agrícolas, a su vez, disminuirán moderadamente tras una suba proyectada de 22% a lo largo de este año.

En otro orden, el Banco Mundial plantea los desafíos y encrucijadas que enfrenta la transición energética. Así, al tiempo que se plantean inquietudes sobre la naturaleza intermitente de la energía renovable y la necesidad de contar con electricidad básica y de respaldo confiable, también se afirma el criterio de que su generación deberá provenir, cada vez más, de fuentes con bajas emisiones de carbono.

En la sección de artículos especiales del informe, se analiza la relación entre el acelerado proceso de urbanización registrado en el mundo durante las últimas décadas y la demanda de productos básicos.

“Si bien el crecimiento de los ingresos y la población son los principales impulsores de la demanda de productos básicos, la urbanización también afecta la demanda de productos básicos a través de varios canales. Esto se debe a que las áreas urbanas tienen enormes necesidades de recursos, tanto en términos de su construcción como en su uso diario debido a las altas concentraciones de población”, señala el texto.

Dado que las ciudades consumen más de dos tercios de la energía mundial y generan cerca de 70% de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), el trabajo plantea la necesidad de una planificación urbana estratégica que limite esos impactos.

 

Expectativas fósiles

Un día antes de la publicación de las Perspectivas, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) dio a conocer la edición 2021 de su Informe de brecha de producción, que monitorea la discrepancia entre la producción de combustibles fósiles planificada por los gobiernos y los niveles consistentes con el objetivo de limitar el calentamiento global a 1,5ºC o 2ºC con respecto a los niveles preindustriales. Las conclusiones no alientan precisamente el optimismo de cara a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático COP26, que tendrá lugar en Glasgow del 31 de octubre al 12 de noviembre.

A partir de los datos disponibles sobre los principales productores de combustibles fósiles (Alemania, Arabia Saudita, Australia, Brasil, Canadá, China, Emiratos Árabes Unidos, Estados Unidos, India, Indonesia, México, Noruega, Reino Unido y Rusia), el PNUMA asegura que la producción proyectada por esos países para la próxima década sería dos veces mayor de aquella que permitiría cumplir con los objetivos del Acuerdo de París. En concreto, 240% más de carbón, 57% más de petróleo y 71% más de gas.

El informe, que cuenta con una versión completa en inglés y un resumen ejecutivo en español, consigna que desde el comienzo de la pandemia las economías del G20 han destinado casi 300.000 millones de dólares adicionales a la producción de combustibles fósiles, un monto superior al que asignaron a energías limpias. En cambio, reconoce que ha disminuido el financiamiento de los organismos multilaterales para estas actividades.

Entre las recomendaciones dirigidas a los gobiernos, el informe plantea la necesidad de trazar un rumbo “hacia una reducción rápida, justa y equitativa de la producción de combustibles fósiles como parte de los planes generales de descarbonización”; el establecimiento de restricciones a la exploración y extracción de combustibles fósiles para evitar fijar niveles de suministro de combustibles fósiles que sean incompatibles con los objetivos climáticos”; la eliminación gradual del apoyo oficial a la producción de combustibles fósiles y de los subsidios y el aprovechamiento de la cooperación internacional para garantizar una reducción global de la producción más eficaz y equitativa.

 

Publicado el 24-10-2021
Foto: Petra - Pixabay.

Tags: Productos básicos Energía Cambio climático

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