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INTEGRACIÓN REGIONAL

El Mercosur discute más que el arancel externo

Ante la demanda de mayor apertura por parte de Brasil y Uruguay, Argentina propone avances progresivos a tono con las incertidumbres de la pospandemia.

 

Por Martín Borja / terminalC

Las cartas están puestas sobre la mesa. Cada uno de los países miembros del Mercosur tiene claro hoy qué es lo quiere modificar y qué es lo que pretenden sus socios como destino para el bloque, de cara a un presente incierto y a un futuro económico que se difumina cada vez más en el horizonte.

El último 26 de abril, en la Reunión Extraordinaria del Consejo del Mercado Común, la Argentina, que ostenta este semestre la Presidencia Pro Tempore del bloque, escuchó una vez más el reclamo a coro de sus socios y formalizó una contrapropuesta que venía trabajando hace tiempo con vistas a modificar lo que es uno de los puntos más álgidos de debate interno: el Arancel Externo Común (AEC).

A diferencia del Brasil de Bolsonaro, que propone una rebaja “lineal” de los aranceles, la Argentina se muestra más cautelosa, a sabiendas de las dificultades que tiene su industria para operar y competir con productos extranjeros de alta tecnología que, ante una rebaja arancelaria indiscriminada, podrían invadir el mercado local. En ese sentido, la alícuota que deben tributar las manufacturas de terceros países para ingresar al mercado regional funciona como un reaseguro para proteger a las industrias locales ante amenazas de las grandes cadenas de valor desde los mercados centrales mundiales.

La propuesta argentina, presentada por el canciller Felipe Solá, plantea la reducción del AEC de manera segmentada de acuerdo con cada tipo de producto de todo el universo arancelario. Para ello, diferencia entre productos agroindustriales, industriales, bienes de capital, de informática y telecomunicaciones, con diferentes grados de elaboración en cada caso, y define mayores reducciones en insumos y materias primas, y menores en bienes finales.

“Ofrecerles desde el Mercosur la misma rebaja a todos los que están en diferentes situaciones no es lo justo. No partimos de una justicia en materia de capacidad competitiva, sino de diferencias fuertes. Por eso nuestra propuesta es diferenciada y no es lineal”, argumentó Solá.

La intención del gobierno argentino es establecer una “convergencia” entre las diferentes posturas a favor de la flexibilización, tanto en lo concerniente al AEC como a las formas de relacionamiento con terceros países y regiones del mundo, otra de las cuestiones en debate que les ponen pimienta a las reuniones. Sin embargo, a estas horas sólo la modificación del AEC podría acercar posiciones, ya que la pretensión uruguaya de negociar acuerdos comerciales con países extrabloque de manera independiente —en especial, le interesan Estados Unidos, China y Reino Unido— choca con las intransigencias argentina y paraguaya que en este punto están avaladas por las reglas constitutivas del bloque. La Decisión 32 del Consejo del Mercado Común (CMC) del año 2000 es clara, en su artículo 1°, cuando subraya “el compromiso de los Estados Partes del Mercosur de negociar en forma conjunta acuerdos de naturaleza comercial con terceros países o agrupaciones de países extrazona en los cuales se otorguen preferencias arancelarias”.

Modificar esta decisión, como pretenden los actuales gobiernos de Uruguay y Brasil —no así Paraguay—, significaría desvirtuar el proceso de integración regional, y pondría en peligro la sobrevivencia del bloque, en un contexto mundial en el que las economías tienden a retraerse y a proteger sus resentidas matrices productivas, en medio de una pandemia que se extiende indefinidamente en tiempo y dimensiones.

Por su parte, Paraguay ha manifestado su desacuerdo con la postura uruguaya, encarnada en el reclamo ya célebre del presidente Luis Lacalle Pou de que el Mercosur no sea ‘un lastre’ o un corsé para su ambición flexibilizadora. El viceministro de Relaciones Económicas e Integración de la Cancillería paraguaya, Raúl Cauno, aseguró a la agencia AFP que la propuesta de sus socios uruguayos “no es la forma adecuada, porque ataca los fundamentos de una unión aduanera, que es el estadio previo para la conformación de lo que queremos lograr: un mercado común”.

Sobre esa cuestión particular, los cuatro cancilleres sólo han acordado hasta el momento que el Grupo Mercado Común (GMC) elabore una propuesta de plan de negociaciones externas, en la que se identifiquen prioridades de la agenda externa del Mercosur, y presente un informe sobre el estado de las diferentes negociaciones.

Durante la última cumbre de cancilleres, Solá puntualizó: “Debemos pensar qué capacidades tienen distintos sectores de la economía para soportar una baja de distintas posiciones del arancel externo común, y qué implicancia tiene una rebaja unilateral del AEC frente a negociaciones externas”, en referencia a los diferentes escenarios que mantiene el Mercosur abiertos.

Con la Unión Europea y el EFTA los acuerdos se encuentran en su etapa final, mientras que con Corea del Sur, Singapur, Canadá, Israel y El Líbano hay diferentes grados de avance en las negociaciones. Según la mirada argentina, la rebaja del AEC debería hacerse mientras dure una negociación en cada caso y como producto de ella, pero no anticipadamente. La objeción no es poca cosa: sentarse a una mesa de negociación comercial con aranceles propios ya rebajados reduce el margen para lograr algún beneficio de nuestra contraparte, sea quien fuere.

Más allá de las posturas individuales de la Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, hay algo en lo que todos coinciden: las cosas no pueden seguir tal cómo estuvieron hasta hoy. Hacen falta cambios, que varían según la visión de las cuatro naciones, con diferentes rumbos, intensidades y velocidades. Para todos hay una fuerte necesidad de modernizar las herramientas de funcionamiento interno de manera de adaptar una estructura institucional anquilosada, con asimetrías estructurales, que se mantuvo inalterable a lo largo de 30 años frente a un mundo que ya no es el mismo y que ha transformado las condiciones para producir, para comerciar y para vincular las economías.

El economista y embajador argentino ante el Mercosur, Mariano Kestelboim, considera que el bloque regional “necesita un nuevo Arancel Externo Común (AEC) que se ajuste a las características productivas actuales” y que, a su vez, “promueva el desarrollo de capacidades regionales”. En sintonía con la postura impulsada desde la Cancillería argentina, Kestelboim aseguró a la agencia Télam que “lo que se busca es generar un mayor escalonamiento en el nivel de agregación de valor; es decir, donde en la región hay capacidad productiva, no hacer reducciones arancelarias; en cambio, en los bienes y servicios que no fabricamos y que necesitamos importar para volver más competitiva la producción, deseamos que haya una rebaja arancelaria”.

“En estas últimas dos décadas y media la estructura productiva local, de nuestros vecinos y el comercio internacional sufrieron modificaciones sustanciales y eso lógicamente amerita una revisión a nivel integral del AEC”, dice Kestelboim, y agrega que “hace 25 o 30 años podíamos pensar en tener capacidad productiva en algunos rubros en los que ahora ya no podemos competir”.

El gobierno de Brasil, con el visto bueno de Uruguay, pretende reducir de manera lineal y general todas las posiciones arancelarias en 20%, dividido en dos partes, entre este año y el próximo. Sin embargo, los industriales brasileños levantaron su voz ante su ministro de Economía, Paulo Guedes, al considerar que una rebaja en esos niveles es una medida destructiva para el sector.

La propuesta argentina, en cambio, contempla la reducción del AEC en un promedio de 10,5% sobre una gran cantidad de insumos, de bienes de capital y accesorios, bajo una fórmula que permitirá un primer acuerdo para 75% de las posiciones y resolver el 25% restante en el segundo semestre. Lo que se busca es mejorar la protección efectiva de bienes finales.

A fines de abril, los industriales de los cuatro países del Mercosur se pusieron de acuerdo para marcar sus diferencias ante los gobiernos de la región. La Unión Industrial Argentina (UIA), la Confederación Nacional de la Industria (CNI) de Brasil, la Unión Industrial de Paraguay (UIP) y la Cámara de Industrias del Uruguay (CIU) firmaron un documento donde reclaman que no se adopte “ninguna decisión que implique modificar o revisar el AEC o el régimen de origen del Mercosur sin conocer ni dar oportunidad al sector privado, en general, para que pueda expresar su opinión”.

Desde la Unión Industrial Argentina (UIA), específicamente, consideran que “no es un momento oportuno” para plantear una reducción unilateral del AEC, “no sólo por el impacto regional de la pandemia sino por el contexto altamente competitivo que parece anticipar la pospandemia en el plano global”. Así lo hizo saber a través de los medios la directora de Departamentos Técnicos de la UIA, Agustina Briner, quien aclaró que “resulta más sensato tener este instrumento como margen de negociación para avanzar con acuerdos con terceros mercados”. A su vez, reclamó “una mayor injerencia” del sector privado en los órganos del Mercosur y grupos de trabajo “para que se pueda avanzar sobre acciones concretas que tengan correlato con los desafíos de la actividad productiva de la región”.

Por su parte, Kestelboim señaló que la posición brasileña de modificación transversal y lineal no estimularía el desarrollo productivo en la región. “No es lo mismo cobrar un arancel a tecnología que mejore la producción local que a un bien sustituto de alguno que se produce acá. En el primer caso puede ser positivo; en el segundo, se desalienta la fabricación autóctona. Avanzar con la propuesta brasileña sería desperdiciar una oportunidad, ya que no es fácil reunir a los cuatro países para discutir y modificar el AEC integralmente”, indicó.

El debate está abierto. Las negociaciones continuarán con una nueva reunión de coordinadores técnicos y con un encuentro presencial de cancilleres a realizarse en Buenos Aires durante la segunda quincena de mayo.

 

Publicado el 05-05-2021
Foto: Cancillería.

Tags: Mercosur Arancel Externo Común Brasil Paraguay Uruguay

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