URUGUAY

Vedan el acceso a la tierra de estados extranjeros

Una ley prohíbe su acceso a la titularidad de inmuebles rurales y explotaciones agropecuarias. Y reivindica la soberanía nacional sobre los recursos.

Vedan el acceso a la tierra de estados extranjeros
La iniciativa alude a la experiencia de otros países, entre ellos la Argentina.

 

La Cámara de Representantes del Uruguay aprobó, por 62 votos sobre 63, un proyecto de ley que declara “de interés general la preservación y defensa de la plena soberanía del Estado uruguayo en relación a los recursos naturales en general y en particular a la tierra” y prohíbe el acceso a la titularidad de inmuebles rurales y de explotaciones agropecuarias de “entidades, cualquiera sea su forma jurídica, cuyos titulares sean Estados extranjeros, entidades o fondos soberanos de los mismos, con independencia del porcentaje de participación que posean”. La norma no modifica la legislación vigente referida a la inversión externa directa privada.

En la exposición de motivos de la iniciativa, que el Ejecutivo envió al Parlamento en noviembre pasado, se señalaba que “la responsabilidad del Estado adquiere una dimensión mayor debido a la creciente importancia de los recursos naturales de uso agropecuario en el aseguramiento del abastecimiento de la demanda mundial de alimentos”. El texto refería también que “algunos estados participan por medio de empresas y fondos en inversiones destinadas a la producción agropecuaria con el propósito de dar seguridad alimentaria a las poblaciones de sus países” y analizaba la experiencia de Australia, Estados Unidos, Nueva Zelanda, Brasil y la Argentina en el establecimiento de limitaciones semejantes.

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por su nombre en inglés) viene prestando atención a los fenómenos asociados a la demanda de tierras para la producción de alimentos. En un trabajo de 2011, elaborado por Sergio Gómez y titulado Reflexiones sobre la dinámica reciente del mercado de la tierra en América Latina y el Caribe —al que se alude en el proyecto—, se califica a Uruguay como un país de alta concentración en la propiedad agropecuaria y alta extranjerización. “Durante la década del 90 se crean las condiciones institucionales que facilitan el proceso de concentración y extranjerización posterior. En la última década, la tierra aumenta en promedio seis veces su valor y se transa un tercio de la superficie agropecuaria del país”, dice Gómez. Y apunta que los rubros donde se observan niveles relativamente altos de concentración son la actividad forestal, el cultivo de la soja, la lechería, el arroz y la ganadería.

Otro trabajo de 2011, Tenencia de la tierra e inversiones internacionales en agricultura, elaborado por un grupo de expertos en seguridad alimentaria de la FAO, menciona las acciones que viene desarrollando China para garantizar la seguridad alimentaria de su población. Dice al respecto que al gobierno se le hace cada vez más difícil cumplir con su compromiso de satisfacer 95% de las necesidades de alimentos con fuentes nacionales, debido al incremento de los ingresos y la mayor demanda de carne, pescado y fruta, con la consecuente presión sobre la tierra y el agua. Y que, en contrapartida, “ha estado apoyando la inversión de sociedades chinas en grandes extensiones de tierra más allá de sus fronteras para garantizar el suministro de soja y aceite de palma, así como caucho y madera, como en el Brasil, la Argentina, Angola, la República Democrática del Congo, Camboya, Lao, Rusia, Kazajstán, Mozambique, Tanzania, Zambia, Filipinas, Camerún y Sierra Leona”.

Finalmente, un volumen recientemente publicado por el organismo, Trends and impacts of foreign investment in developing country agriculture (Tendencias e impactos de la inversión extranjera en la agricultura de los países en desarrollo), evalúa experiencias de inversiones agrícolas en nueve países en desarrollo de África, Asia y América Latina. Aunque admite que es difícil identificar soluciones universalmente válidas, el trabajo concluye que cuentan con buenas posibilidades de éxito aquellos emprendimientos que combinan los aspectos positivos de los inversores (capital, competencias en materia de gestión y comercialización, tecnología) con los de los agricultores locales (mano de obra, tierras, conocimientos locales).

En cambio, concluye que los estudios de casos sobre adquisiciones de tierras en gran escala muestran que las comunidades locales se benefician poco de dichos acuerdos y que en cambio se observan impactos negativos sobre los recursos naturales, como la tierra, el agua, los bosques y la biodiversidad.

 

Foto: Morguefile.


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