PANALPINA

Soluciones para seguir creciendo

Karl Weyeneth, director de Operaciones, visitó recientemente la Argentina para evaluar inversiones y contactar clientes. El grupo suizo apuesta a fortalecerse como proveedor logístico integral en mercados sometidos a intensos cambios.

Soluciones para seguir creciendo

 

Con la mira en convertirse en proveedor de soluciones logísticas integrales, sin dejar de lado la experiencia acumulada en la operación de cargas aéreas y marítimas, Panalpina no está atenta sólo a lo que sucede en los grandes corredores del comercio mundial, sino también a la aparición de nuevas oportunidades de negocio en los llamados mercados emergentes. Sabe que los BRIC (Brasil, Rusia, India y China) se han convertido en el territorio más dinámico de la economía global, pero no descuida sus posiciones en el conjunto de América latina —donde tiene una fuerte implantación desde hace años— y en la Argentina en particular.

Prueba de ello es que, tras la visita de su presidenta y directora general, Monika Ribar, concretada en diciembre pasado, Karl Weyeneth, director de Operaciones del grupo suizo, estuvo a comienzos de julio en Buenos Aires, donde mantuvo contactos con clientes y evaluó con la oficina local la realización de “importantes inversiones”. En esa oportunidad, el ejecutivo dialogó con representantes de varios medios —entre ellos, terminalC— sobre la situación mundial tras la crisis de 2008-2009, los cambios en el mercado de cargas y la estrategia de posicionamiento global de Panalpina.

Weyeneth fue cauto a la hora de hacer pronósticos y, tras señalar que tanto la industria como los operadores ven con optimismo el tercer trimestre, señaló que de ahí en más los interrogantes están centrados en si Estados Unidos seguirá empujando la recuperación, ante los precarios indicadores macroeconómicos que sigue exhibiendo Europa. Entretanto, las dificultades para encontrar espacio en barcos y aviones no son un síntoma de que el sistema esté operando al máximo de sus posibilidades, sino de las drásticas decisiones adoptadas por las navieras y las aerolíneas frente a las pérdidas sufridas durante la crisis, que en conjunto sumaron unos 35.000 millones de dólares.

Como nunca antes, refirió Weyeneth, unas y otras sustrajeron capacidad al mercado, algo que ya se hizo evidente en la segunda mitad de 2009 y disparó fuertes disparadas de precios, aunque sobre niveles muy devaluados. Ese ajuste se manifestó también en la producción de contenedores, que de una media de tres millones anuales entre 2004 y 2008 bajó abruptamente a 350.000 en 2009. Y anticipa, según el ejecutivo, cambios a largo plazo en el comportamiento del mercado. “Las navieras han aprendido su lección. Antes, la economía tenía un boom y empezaban a ordenar barcos, pero cuando llegaban las cosas ya no estaban bien y entonces perdían plata, aunque nunca 25.000 millones de dólares, como el año pasado. Esos up and down van a seguir existiendo, pero cuando vean que la actividad está bajando dramáticamente estacionarán los barcos hasta que se recuperen los precios”, explicó.

Con 14.000 empleados en todo el mundo, oficinas propias en 80 países y representantes en otros tantos, Panalpina es un jugador de primer nivel en la operación de cargas aéreas y marítimas, donde exhibe un market share global que ronda respectivamente 5,4% y 3,4%, según estimaciones recientes. Y aunque ese segmento le reporta más de 75% de sus ingresos, la mirada estratégica del grupo apunta a ganar terreno en la provisión integral de servicios logísticos.

“Creemos que hay un gran mercado para nosotros, que ya no es el commodity aéreo de aeropuerto a aeropuerto, el marítimo de puerto a puerto ni el door to door”, dice Weyeneth. Junto a la integración de esas prestaciones a una perspectiva logística, el grupo viene proponiendo a sus clientes servicios y productos innovadores en lo que se denomina supply chain management, o gerenciamiento de la cadena de abastecimiento.

Parte de esa oferta se despliega en lo que Panalmina denomina industrias verticales; fundamentalmente, en las ramas automotriz, farmacéutica, petrolera, de alta tecnología y comunicaciones. Aunque confía en la expansión de ese negocio, Weyeneth no cree que todas las empresas estén maduras como para incursionar en lo que ha dado en llamarse 4PL (fourth party logistics, que supone la delegación a un operador de todas las etapas de la cadena). “Muchos clientes se focalizan en pelearte durante meses para reducir el costo de un contenedor en 50 o 100 dólares; pero lo importante no es eso, sino que el producto esté en la góndola cuando el consumidor lo busca”, subrayó el ejecutivo.

Respecto de la reestructuración que tarde o temprano impondrán los efectos del cambio climático, evaluó que las acciones dependerán de factores económicos. Más allá de los discursos, son pocas las empresas que acometen las inversiones necesarias, sobre todo en momentos en que la reducción de los costos sobresale entre las preocupaciones. En el caso concreto de Panalpina, comentó que han certificado la norma 14.000-01 en cada uno de los países donde están presentes y miden las emisiones de CO2 en oficinas y almacenes, pero no han incursionado aún en la evaluación de sus proveedores.

En América latina, Panalpina está posicionada en la industria tecnológica, la automotriz y la de telecomunicaciones, mientras avanza en el sector del health care (cuidado de la salud) y en lo que llama oil & gas, fundamentalmente en el Golfo de México y con Petrobras, en Brasil. En la región, apuntó Weyeneth, el desafío es “convencer a los clientes que ya tenemos y a los nuevos en las verticales de que no somos sólo un buen proveedor de aéreo y marítimo, sino que les podemos ofrecer todo el abanico”. Y aunque prefirió no realizar anuncios, confió que evalúan inversiones en la Argentina con ese mismo propósito y para apuntalar un incipiente desarrollo en Tierra del Fuego.

 

ISLA TECNOLÓGICA. Con la misma prudencia de Weyeneth, José Canales, el gerente local, explicó que, junto a las posibles inversiones para expandir la oferta logística en el Gran Buenos Aires, Panalpina apuesta a una creciente inserción en territorio fueguino. Dos representantes de la empresa ya están trabajando con los clientes en la isla, donde podrían establecerse con oficinas propias y habilitar un almacén. La perspectiva es alentadora. Canales refiere que hasta abril de este año Samsung producía allí 115.000 teléfonos celulares; a mediados de año, el volumen llegaba ya a los 250.000. Y ahora, con líneas de producción para modelos más sofisticados, el horizonte está en las 300.000 unidades. En un segmento altamente competitivo, con productos de alto valor unitario y tiempos de entrega ajustados, una adecuada planificación logística tiene mucho para ofrecer.


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