TECNOLOGÍA

La Argentina importa 600 millones de pilas por año. Dos universidades y el INTI ensayan un método para recuperar los materiales pesados que contienen.

La Argentina importa por año 600 millones de pilas, un promedio de 15 por habitante. Y aunque se trata de un producto altamente contaminante, por su contenido de metales pesados, no existe un sistema de recolección y reciclado. Dos universidades nacionales trabajan en proyectos que permitirán reutilizar sus componentes y minimizar así el impacto ambiental generado por su desecho.

Alberto Gauna, investigador de la Universidad Tecnológica Nacional de Avellaneda, lleva adelante un proyecto para separar zinc y manganeso en estado puro y reutilizarlos, que hoy cuenta con la asistencia del Instituto Nacional de Tecnología Industrial. Entrevistado por el programa radial Tecnología para todos, del INTI, refirió que se avanzó en el armado de un laboratorio y se prevé ampliar la escala para toda el área metropolitana de Buenos Aires. Allí se concentra un tercio de la población del país y por lo tanto del consumo de pilas, que representan 300 toneladas de manganeso por año. “Esta es una región que produce alimentos y bebidas, por lo que es peligroso que estos desechos con metales pesados lleguen a los rellenos sanitarios”, planteó Gauna y apuntó que no hay una metodología establecida para evitar que ese contenido migre hacia la tierra o las napas. “Algunos municipios las recolectan y las inmovilizan en cemento por ejemplo. La solución definitiva pasa por reciclar las pilas y recuperar materiales útiles para procesos industriales, por ejemplo el manganeso en la industria siderúrgica y el zinc para la industria de galvanizados”, dijo.

Por su parte, Horacio Thomas, de la Universidad Nacional de La Plata, comentó que allí se trabaja también a escala laboratorio en el análisis de la recuperación mediante un proceso sustentable, en vías de ser patentado. Tras cortarla la pila, la separación de los metales permite obtener el acero de la cobertura, por un lado, y manganeso y zinc, por otro. “El objetivo del proyecto no es comercializar desde esta planta los metales recuperados, sino demostrar que se puede hacer eso a cualquier escala y así no tirar más las pilas”, explicó Thomas, y aclaró que para hacerlo a gran escala “sólo se necesita por ejemplo que algún intendente o inversor llame a la comisión científica y pida la transferencia”.

Según precisó al mismo programa Mabel Pueyes, del laboratorio de Química del INTI, allí se reciben las muestras que provienen de la separación de componentes y se procura recuperar en su forma más pura posible el zinc y el manganeso, que son cuantificados para evaluar la eficacia del proceso aplicado.

Publicado el 23-07-2015
Fuente: INTI / Foto: Photl.