INDONESIA
Crecer más allá del milagro
El archipiélago dejó atrás la crisis de 1997 y se encamina a convertirse en una de las diez economías más poderosas del planeta. El intercambio comercial con la Argentina se duplicó en los últimos cinco años y sigue incrementándose.
Por Martín Borja
Monoteísmo, humanismo, unidad, democracia y justicia social. Esos son los cinco principios básicos que rigen el Pancasila, la filosofía de la República de Indonesia, desde su independencia, en 1945. Son los principios que guiaron, además, una nueva era política y económica a partir de 1998, cuando el país logró resurgir de sus cenizas. La recordada crisis financiera producida un año antes en los países del sudeste asiático afectó muy duramente a los indonesios y provocó el colapso de su economía, lo que hizo sumergir a más millones de personas en la pobreza. En aquel momento, la devaluación estrepitosa de su moneda y la caída de un sistema económico-financiero atado durante una década al "milagro asiático" fueron los síntomas visibles de problemas más complejos y estructurales, que comprendían el atraso económico, la inestabilidad política, la corrupción y la violencia social.
El proceso de reformas iniciado al poco tiempo en ese país incluyó una modificación sustancial no sólo de su producción sino de sus instituciones políticas. Las protestas populares hicieron caer entonces a quien había gobernado durante tres décadas con mano dura, el general Suharto. Desde entonces, la refundación institucional permitió un sistema político multipartidario, y llevó a que pudieran celebrarse en 2004 las primeras elecciones presidenciales libres. Algo nada fácil en una nación históricamente marcada a fuego, no sólo por el colonialismo y la dominación extranjera hasta mitad del siglo XX, sino por la fragmentación étnica y lingüística, derivada de su geografía insular. Si se piensa que el territorio indonesio abarca un archipiélago de 17.500 islas, con una amplia diversidad cultural y divisiones políticas y sociales de todo tipo, se podrá comprender mejor el impulso que tuvieron y aún tienen los movimientos separatistas, como los de las provincias de Timor, Aceh y Papúa. En esas condiciones, fue permanente el estado de violencia en el marco de guerras civiles, durante y después de la dominación neerlandesa y la ocupación japonesa en tiempos de la Segunda Guerra Mundial. Las luchas por la independencia y los conflictos armados internos provocaron centenares de miles de muertos durante el siglo XX, muchos más que los provocados por catástrofes naturales, otro de los flagelos que sufre la región.
Esa situación de violencia social se atenuó, en buena medida, en los últimos años. El actual presidente, Susilo Bambang Yudhoyono, que fue reelecto en 2009 con casi 61% de los votos, impulsó algunas leyes de autonomía regional y acordó un cese de fuego con guerrilleros separatistas.
Para hablar de la economía de Indonesia, no puede pasarse por alto la complejidad social de este país. Los javaneses constituyen el grupo étnico más amplio y sus 125 millones de integrantes habitan la isla de Java, que tiene una superficie de 132.000 kilómetros cuadrados —comparable a la de la provincia de Santa Fe—, lo que la convierte en el segundo territorio de mayor densidad demográfica en el mundo. Allí se encuentra la capital del país, Yakarta, ciudad milenaria y cosmopolita. El archipiélago en su conjunto tiene una población de 237 millones de personas; de tal manera, es el cuarto país más poblado del planeta y el que concentra el mayor número de musulmanes, aunque con una concepción relativamente moderada del culto islámico.
Hoy, Indonesia muestra cierta estabilidad institucional, lo que le permite también un mejor panorama para los negocios y las inversiones. Luego de aquella crisis de 1997, su economía viene sosteniendo un crecimiento anual que promedia 5%. El gobierno pudo sortear con cierta solvencia, y mejor que otros vecinos de la región, la última crisis financiera de 2008; ciertamente, su comercio exterior sufrió un impacto negativo, pero luego recuperó dinamismo. No obstante el panorama recesivo de Europa y Estados Unidos, Indonesia está creciendo a una tasa de 6,5% en lo que va del año, y se calcula que el próximo lo hará en niveles cercanos a de 7%. Además, sigue exhibiendo aumentos de sus exportaciones y de la inversión extranjera, lo que lleva a especialistas a calcular que, hacia 2015, estará entre las diez potencias económicas del mundo, acercándose a China y a la India. Ante una posible desaceleración del avance chino como consecuencia de la actual crisis, el próximo gran desafío que se plantea Indonesia es captar parte del mercado externo de manufacturas que ostenta el gigante asiático. Para semejante tarea, está claro que serán indispensables políticas estatales de incentivo a los capitales y un mayor gasto público dirigido a créditos e inversiones.
Con una infraestructura industrial y de transporte algo atrasada, los esfuerzos actuales del Gobierno están orientados a captar inversiones extranjeras en diferentes rubros de su producción. En ese sentido, anunció para 2012 un aumento de 19% en el presupuesto destinado a grandes obras de infraestructura. Una de sus prioridades es el desarrollo de nuevos puertos y de 14 terminales aéreas, además del mejoramiento de ferrocarriles, todo de la mano del capital privado. Además, ha anunciado recientemente incentivos fiscales para favorecer la entrada de grandes compañías extranjeras, en sectores fundamentales como metalurgia, petróleo, química, energías renovables, maquinarias y telecomunicaciones.
La matriz productiva del país asiático se diversificó algo más en las últimas décadas, luego de estar atada a la exportación de crudo, circunstancia que lo había beneficiado en los ’70, durante la llamada crisis del petróleo. Más allá de que Indonesia dejó de pertenecer a la OPEP en 2008, la industria petrolera y gasífera aún es importante, al igual que la producción de carbón, caucho, textiles y minería, donde cuenta con reservas de estaño, cobre y oro. En tanto, arroz, café, té, aceite de palma y especias son sus productos agrícolas fundamentales.
Sus exportaciones están orientadas hoy a materias primas de la industria maderera y de la minería, pero busca aumentar paulatinamente el valor agregado de esos productos. Considerada como la más importante del Sudeste Asiático, su actividad económica está encabezada por el sector de los servicios, donde se destacan el transporte y las comunicaciones, aunque son la industria y la agricultura las que emplean mayor mano de obra. Con un desempleo que ronda 7% y un PBI per cápita históricamente bajo —que ronda hoy 4.100 dólares, pero ha crecido sustancialmente en los últimos años—, las políticas oficiales apuntan también a expandir el mercado de consumo interno.
Sus principales socios comerciales están en la región. Se trata de Japón, China y Singapur, a los que se suma Estados Unidos como destino de sus exportaciones. Si bien subsisten problemas de corrupción y de inflación, las calificadoras internacionales ubican a Indonesia como una zona con buenas perspectivas. Lo real es que la suerte de su progreso económico va de la mano de sus pares de la región, entre ellos Singapur, Tailandia, Filipinas y Vietnam, de economías similares y con quienes integra la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN). En los últimos meses, las turbulencias bursátiles y la recesión en las economías centrales hacen pensar en estrategias conjuntas frente a la ola proteccionista del comercio mundial y los vaivenes en la cotización de las commodities.
Las relaciones comerciales entre el país asiático y la Argentina experimentan una mejora año tras año. El monto del intercambio bilateral llegó a duplicarse en el último lustro, hasta alcanzar 1.147 millones de dólares durante el transcurso de 2010, de los que 852 millones corresponden a exportaciones argentinas. En el primer semestre de este año, las colocaciones argentinas en ese mercado arañaron 800 millones de dólares, mientras las compras locales se situaron en unos 160 millones, según cálculos del Centro de Economía Internacional (CEI), de la Cancillería.
Las ventas locales están, en este caso, muy concentradas en los pellets de soja, que representan más de 70% de las exportaciones a ese destino. El resto se reparte entre maíz, algodón y frutas frescas, además de manufacturas de cueros y pieles. Vienen en crecida los envíos de tubos de acero destinados a la industria petrolera. Si bien ya se exportan sueros lácteos y otros derivados, como quesos y manteca, una de las metas de las autoridades argentinas es obtener permisos para una mayor entrada de esos productos nacionales en Indonesia. Con el fin de ampliar el intercambio y promover inversiones, se prevé una misión de empresarios argentinos a principios de 2012, en el marco de una visita oficial a Yakarta.
Por su parte, los indonesios colocan en el mercado argentino manufacturas de caucho, fibras sintéticas, calzados, aparatos y materiales eléctricos y, en menor medida, productos textiles.
Además de avanzar conjuntamente en acuerdos de cooperación aduanera, agropecuaria, científica y tecnológica, ambos países comparten su pertenencia al G-20 y participan en el Foro de Cooperación América Latina- Asia del Este (FOCALAE), orientado a promover el conocimiento mutuo y la interacción de los Estados de ambas regiones, potenciado por el acercamiento entre el Mercosur y la ASEAN.
DIRECTORIO
Organismos
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Tel. 011 4807-2211 / 4807-2956 / 4807-3324
Correo electrónico: [email protected]
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• Cámara de Comercio Argentino-Indonesia (CAMCAI)
Av. Alicia Moreau de Justo 1848 - piso 2 of. 1 (C1107) - Capital Federal
Tel/Fax: (11) 4894-0561
Correo: [email protected]
Website: http://camcai.org.ar
• Foro de Cooperación América Latina - Asia del Este (FOCALAE)
Web: www.fealac.org
En Argentina:
Esmeralda 1212, C1007ABR, Buenos Aires,
Tel. (11) 4310-8397
Website: http://focalae.mrecic.gov.ar
Sitios de interés
• Asia & Argentina (Economía y Negocios)
www.asiayargentina.com
• Association of Southeast Asian Nations (ASEAN)
www.asean.org
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