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COMERCIO INTERNACIONAL

La región, de cara a un nuevo contexto

Las exportaciones y las importaciones de América del Sur cayeron en el primer semestre. A la retracción europea, el menor crecimiento de China y la baja en el precio de ciertos productos básicos, se suman sus propias vulnerabilidades.

 

Después de haber experimentado por cerca de una década un crecimiento sostenido de la economía, de las exportaciones —favorecidas por los mejores precios de ciertos productos básicos y por la demanda china, con frecuencia sinónimos— y de las importaciones requeridas por la recuperación del aparato productivo y un consumo en ascenso, América del Sur viene topándose con las restricciones de un mundo que no acaba de reponerse de la crisis de 2009 y atraviesa una reconfiguración de contornos todavía difusos. A lo largo de este año, tanto la Organización Mundial de Comercio (OMC) como la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) se vieron obligadas a revisar sus previsiones para la región, ante las dificultades en su frente externo, más allá de sus propias debilidades y vulnerabilidades.

En abril pasado, la OMC había dado a conocer un pronóstico relativamente optimista sobre la marcha del comercio mundial, con tasas de expansión esperadas de 4,7% para 2014 y 5,3% para 2015, que superaban holgadamente la media de 2,2% alcanzada en los dos años anteriores. Apenas cinco meses más tarde, esas proyecciones habían caído a 3,1% y 4,0% respectivamente, como resultado de un “decepcionante” aumento del PIB mundial en el primer semestre de 2014 y de una demanda de importaciones débil, sobre todo en América del Sur y Central, pero no sólo en ella. Según explicaban los técnicos del organismo, las bajas en la producción de Estados Unidos, en el primer trimestre, y de Alemania, en el segundo, habían impactado en el mismo sentido, igual que la desaceleración del crecimiento en China.

Durante la primera mitad del año, en consecuencia, el comercio mundial sólo mostró un incremento de 1,8%. Para lo que resta de 2014, la OMC espera mejores noticias, con la confianza puesta en un aumento sostenido de las importaciones de las economías desarrolladas y una reactivación de las que tienen origen en los países en desarrollo, tras la caída verificada en el segundo trimestre. No obstante, advierte que algunos acontecimientos —entre ellos, las tensiones entre Rusia, Estados Unidos y la Unión Europea a propósito de Ucrania, el conflicto de Medio Oriente e incluso el brote de fiebre de Ebola en África Occidental— podrían empujar en dirección contraria.

 

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