AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE

Trabajo y cadenas globales, un vínculo complejo

Un informe de CEPAL-OIT revela que esa inserción económica sólo se traduce en mejores condiciones y salarios cuando es acompañada por otras políticas.

Trabajo y cadenas globales, un vínculo complejo
La presencia en las cadenas productivas es más baja que en otras regiones.

 

La inserción de América Latina y el Caribe en cadenas mundiales de suministro es más baja que en otras regiones y en general sus exportaciones generan escasos encadenamientos hacia atrás, lo que indica que en promedio involucran productos poco elaborados. Esa inserción puede traducirse en creación de empleos con salarios más altos y mayor formalidad, pero no ocurre necesariamente así; los resultados dependen también de políticas económicas, laborales y educativas dirigidas a acompañar ese proceso.

Esas son algunas de las conclusiones a las que arriba el más reciente informe sobre la coyuntura laboral de la región que semestralmente elaboran en conjunto la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT), donde al análisis de la evolución del empleo y los salarios se añade una segunda sección temática, dedicada esta vez a las cadenas globales y el empleo decente.

El informe evalúa las características de esa inserción y ofrece algunos indicadores para mensurarla, en una y otra dirección. Para 2011 y según las cifras de seis países (Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica y México), la participación de valor agregado extranjero en las exportaciones de la región, conocida como upstream, llegaba en promedio a 20,1% y a 13,0% si se excluye a México, contra 28,6% de Asia, 30,4% de China, 32,1% de Estados Unidos, 15,0% de la Unión Europea y una media mundial de 25,4%. A la inversa, el valor agregado nacional incorporado en ventas externas de otros países, denominado downstream, era en cambio muy superior: de 21,0% —o 24,7% sin contar México—, contra 22,5% de Asia, 21,1% de China, 15,6% de Estados Unidos, 24,9% de la Unión Europea y un promedio mundial de 23,3%.

Más adelante, el estudio aborda el impacto de las cadenas globales de suministro en el empleo y los salarios, a partir de tres ejemplos.

El primero de ellos refiere a la producción de plátano en República Dominicana, un sector caracterizado por malas condiciones generales y bajas tasas de sindicalización, en parte debido al alto desempleo y el temor a los despidos. Se ha denunciado la existencia de “trabajo infantil” y de “trabajo forzoso” en las plantaciones, donde los dominicanos suelen tener contratos de trabajo indefinidos, pero los migrantes haitianos, en su mayoría indocumentados, son reclutados en forma temporal.

Para unos y otros, dice el informe, las plantaciones que respetan los principios del comercio justo ofrecen una alternativa más favorable, que ofrecen un seguro gratuito de salud y tiempo libre remunerado. En tanto, la asociación de pequeños productores ha permitido que accedan a algunos beneficios sociales. No obstante, la situación sigue exhibiendo deficiencias en relación con lo que la OIT considera trabajo decente.

Entretanto, las fábricas de confección nicaragüenses, localizadas casi exclusivamente en las zonas francas, no están asociadas a violaciones sistemáticas de los derechos laborales y se considera que ha habido una mejora en los últimos años. “En comparación con otros países de renta baja o media que cuentan con grandes industrias que exportan prendas de vestir, en Nicaragua existe un movimiento sindical particularmente activo e independiente, aunque persisten las preocupaciones relativas a en qué medida los trabajadores están en condiciones de ejercer su derecho a la negociación colectiva”, apunta el estudio y observa que el país “cuenta con un nivel relativamente alto de diálogo social institucionalizado”. Un ejemplo es la constitución de una Comisión Tripartita de Zonas Francas, que contribuyó a “enfrentar las crecientes presiones originadas en la crisis financiera y la presión recurrente de los compradores para reducir los costos”.

El último caso es el de los servicios deslocalizados en Uruguay, concentrado principalmente en empresas ubicadas también en las zonas francas, donde las exportaciones han crecido fuertemente en los últimos años. En 2015, el sector ocupaba a cerca de 63.000 personas, que en alta proporción desempeñas funciones administrativas, de finanzas y de logística. Unas 18.000 están empleadas en el subsector de las tecnologías de la información y 80% de ellas son personal altamente calificado: ingenieros, analistas, programadores o técnicos.

En Uruguay, los acuerdos colectivos cubren a más de 90% de la fuerza laboral y comprenden horarios, condiciones de trabajo y remuneraciones mínimas. En este sector en particular, los salarios son relativamente buenos en promedio, debido al peso de los profesionales, pero puede no ocurrir lo mismo en los rangos medios de calificación.

Respecto de los indicadores de coyuntura, el informe apunta que en el primer semestre de este año se profundizó la “crisis en cámara lenta” de los mercados laborales de la región, ya anticipada en diciembre de 2015 por la OIT.

En promedio, la tasa de ocupación urbana registró una disminución de 0,6 puntos porcentuales y es probable que se ubique en un nivel similar al de 2010. Esa baja junto y el simultáneo incremento de la tasa de participación (la proporción de los habitantes que trabaja o busca trabajo) se han traducido en un incremento significativo de la tasa de desempleo, de 1,6 puntos porcentuales, hasta alcanzar una media de 9,2%, con el consecuente impacto en los niveles salariales. Para el conjunto de la región, se estima que ese indicador se situará en 8,6% al finalizar el año.

No obstante, se observa una marcada heterogeneidad regional en términos de variación interanual del empleo registrado y del salario real en el empleo formal. Según CEPAL y OIT, el deterioro en las economías de América del Sur y en especial de Brasil, fuertemente dependientes de la exportación de productos primarios y afectadas en consecuencia por el fin del ciclo de precios altos, contrasta con el mejor desempeño de las centroamericanas, más vinculadas a las cadenas de suministro de productos manufactureros en el comercio con los Estados Unidos.

 

Publicado el 09-11-2016
Foto: Carlos Chávez – Freeimages.


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