CHINA Y AMÉRICA LATINA

El impacto de las barreras al comercio bilateral

Una investigación del BID aborda un aspecto poco estudiado de la relación y concluye que si el país asiático redujera sus aranceles a la importación a los niveles promedio de la OCDE las exportaciones latinoamericanas aumentarían 10% en el caso de los bienes agrícolas y más de 37% en el de los manufacturados.

El impacto de las barreras al comercio bilateral

 

En lapso de diez años, dos economías entre las que el comercio era mínimo, y menor aun el intercambio de inversiones, se han convertido en importantes socios comerciales. Impulsado por el auge del intercambio de productos básicos para la fabricación de bienes, el comercio entre China y América Latina y el Caribe (ALC) creció a una tasa vertiginosa del 31,2% anual entre 2000 y 2011, interrumpido solo brevemente por la crisis financiera de 2009. A lo largo de este proceso, China se convirtió en el segundo socio comercial de ALC —con el 13,7% del comercio total de la región en 2015— y el principal socio comercial de países como Brasil, Chile y Perú. Aunque con niveles más moderados, la participación de ALC en el comercio chino también creció sustancialmente y llego a alcanzar el 5,9% en 2015, cuando la región se convirtió en un proveedor clave de materias primas como cobre, mineral de hierro y soja.

No obstante, desde 2012, este auge parece haber tocado techo. El crecimiento del comercio bilateral se desacelero drásticamente y se tornó negativo en 2014, producto de una marcada desaceleración del crecimiento tanto de China como de ALC, atribuible a factores que van desde una lenta recuperación de la economía mundial, hasta los rendimientos decrecientes de la expansión china y políticas macroeconómicas inadecuadas en algunas de las mayores economías latinoamericanas y caribeñas. Estos cambios han suscitado interrogantes sobre el futuro de la relación. ¿Implica esta desaceleración un nuevo patrón y una pérdida de dinamismo del comercio bilateral? ¿O se trata simplemente de un fuerte ajuste cíclico, motivado por un ciclo inusualmente largo de los productos básicos?

La respuesta correcta a esta pregunta quizás combine elementos de ambos escenarios posibles, pero el ajuste cíclico parece explicar la mayor parte de la historia, al menos porque no ha habido ningún cambio significativo en los fundamentos subyacentes al dinamismo de la última década. En efecto, es poco probable que China vuelva a crecer a tasas de dos dígitos porque ya está experimentando rendimientos decrecientes de un modo inexorable. A medida que crece el stock de capital y se agotan las ganancias de productividad asociadas con la movilidad de los trabajadores a actividades de mayor productividad, el rendimiento de la inversión tiende a caer y lo mismo sucede con el crecimiento. A su vez, la caída del crecimiento sumada a la creciente participación de los servicios en el PIB se traduce en un menor dinamismo de la demanda de productos básicos.

No obstante, con un PIB per cápita de US$7.989 (FMI, 2016), China esta todavía muy lejos de tener tasas de rentabilidad tan bajas como las que se observan en los países desarrollados, ni niveles de participación de los servicios en el PIB tan altos como los de aquellos. Precisamente por esta razón, la mayoría de los analistas no ven que China pueda caer por debajo del 6%, al menos no antes del final de esta década. Si a estas expectativas les sumamos el hecho de que no se vislumbra ninguna mejora en cuanto a sus limitaciones en términos de recursos naturales, no es difícil ver un escenario en el que el crecimiento de la demanda de productos básicos de ALC siga siendo sólido, aunque no tan colosal como en la década pasada. Asimismo, la dotación de factores de cada una de las dos partes sugiere que ALC seguirá siendo un importador dinámico de bienes fabricados en China, aunque es probable que la composición cambie en la medida en que en el país asiático sigan creciendo los salarios y los acervos de capital y de capital humano.

En síntesis, si nos asomamos al futuro, no hay ninguna razón para creer que el comercio bilateral perderá relevancia ni que su patrón se alterara radicalmente. El escenario más probable es el de una relación más madura, que seguirá siendo muy positiva, pero en la que los gobiernos y el sector privado tendrán que redoblar sus esfuerzos si quieren explotar al máximo las ganancias potenciales del intercambio. Habrá menos tolerancia al trato negligente que se les dio a las barreras comerciales durante el periodo de auge.

Ese ha sido precisamente el caso para la mayoría los países de ALC, que de la noche a la mañana se encontraron con un enorme mercado para sus productos básicos y, por consiguiente, no tuvieron incentivos para poner en practica políticas comerciales más enérgicas. Recién en la década pasada, los gobiernos y el sector privado se dieron cuenta de que uno de los principales problemas que quedo de manifiesto durante el periodo de auge —la abrumadora concentración de las exportaciones de la región en un punado de productos básicos— no podía resolverse sin mejorar su acceso al mercado chino. Chile, Perú y, más recientemente, Costa Rica fueron notables excepciones a esta situación. China, por su parte, a pesar de las barreras impuestas a sus exportaciones de manufacturas —particularmente en el Cono Sur— en general eligió mirar hacia otro lado, impulsado quizás por el hecho de que estas barreras no estaban perjudicando gravemente sus exportaciones a la región, que prácticamente se habían triplicado cada cuatro años.

En este escenario, en el que las ganancias siderales y sin esfuerzo ya son parte del pasado, esperamos que la política comercial adquiera más protagonismo, pero sabemos que cualquier política más activa enfrentara un obstáculo importante. No hay suficiente información sobre las características del régimen comercial chino, ni suficientes análisis de políticas que estudien sus efectos sobre los flujos de comercio e inversión. Salvo contadas excepciones, el régimen comercial de ALC está mejor documentado, pero tampoco hay en este caso una masa crítica de trabajos analíticos que sirvan para orientar las decisiones de política.

Este informe aspira a contribuir a cerrar esta brecha, en base a un análisis más detallado de las barreras al comercio y su impacto a ambos lados de la relación. No pretende ser exhaustivo. Se centra principalmente en los problemas más acuciantes de acceso a los mercados, identificados por medio de un análisis pormenorizado de los datos sobre el comercio y de los documentos oficiales relevantes, así como varias entrevistas con funcionarios gubernamentales y ejecutivos de empresas de las dos partes. La mayoría de las cuestiones relacionadas con el apoyo gubernamental, que no son menos importantes pero si sumamente complejas, quedan pendientes para futuras investigaciones.

En materia de acceso a los mercados, la atención se centra en las barreras no arancelarias, que generalmente son más oscuras y difíciles de evaluar y parecen restringir particularmente las exportaciones agrícolas de ALC y las manufactureras de China. Las primeras, en general, tienen que lidiar con cuotas, contingentes arancelarios, controles de precios, comercio estatal y medidas sanitarias y fitosanitarias inescrutables. Las segundas muchas veces enfrentan obstáculos técnicos que cambian constantemente, valuaciones aduaneras arbitrarias, licencias de importación no automáticas y medidas contingentes de protección del comercio (medidas antidumping, compensatorias y de salvaguardia), que utilizan el denominado método del país sustituto para determinar el dumping, basándose en datos de precios o producción de terceros países.

Este análisis se compone de tres secciones. En primer lugar, se estudian los principales costos que enfrentan los exportadores de ALC en China, para luego analizar las “fricciones” que afectan a sus homólogos chinos en la región. En la última sección, se resumen las principales conclusiones y se esboza una agenda de política y de investigación.

[Introducción.]

 

Título: Revelando las barreras del comercio entre China y América Latina y el Caribe.
Autores: Mauricio Mesquita Moreira, Andre Soares, Kun Li.
Editor: Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Mes / año: Septiembre 2016.
Páginas: 90.

 

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