ANGOLA

El duro oficio de reconstruir

Finalizada la guerra civil, que duró más de dos décadas y dejó al país diezmado, se inició un sostenido crecimiento que aún no ha permitido resolver la extrema pobreza. La economía y el comercio exterior dependen fuertemente del petróleo.

El duro oficio de reconstruir

 

Por Patricio Gómez

Ubicada en plena África subsahariana, Angola fue colonia portuguesa hasta 1975, año en el que declaró su independencia luego de más de una década de violentas luchas insurgentes. Sin embargo, el profundo antagonismo ideológico entre las facciones que bregaron por la autonomía —el marxista Movimiento Popular de Liberación, la Unión para la Independencia Total (UNITA), con apoyo sudafricano y estadounidense, y el Frente Nacional para la Liberación, liderado por el régimen zaireño de Mobutu— sumió al país en una guerra civil catastrófica.

El enfrentamiento armado sin treguas generó una crisis humanitaria de dimensiones fantasmagóricas: 500.000 muertos, 100.000 mutilados, 4 millones de refugiados y pérdidas estimadas en 20.000 millones de dólares. De este desastre, Angola sólo pudo comenzar a recuperarse luego de la muerte en batalla de la plana mayor de UNITA en 2002, hecho que permitió el primer gobierno de coalición entre los distintos grupos, de características muy especiales. Está liderado por el marxista-leninista Eduardo dos Santos, no hay elecciones democráticas y las principales empresas que manejan los recursos energéticos están encabezadas por consorcios de los Estados Unidos.

A partir de la paz, Angola no ha dejado de crecer. Su PBI ha aumentado a una tasa anual promedio de 9% en las últimas dos décadas, que se incrementa hasta 17,4% si se consideran sólo los años desde el fin de la guerra. Su economía está primordialmente organizada alrededor de la explotación de petróleo, que constituye 90% de sus exportaciones con sus 2 millones de barriles diarios. Ocupa el segundo lugar entre los productores de crudo de África y se prevé que en 7 años desplace a Nigeria del sitial de honor. También son puntales de su economía los diamantes, el oro y la construcción. La industria ocupa un rol esencial, con 65% de la producción, seguida por los servicios, con 24,6%, y la agricultura, con 9,2%. En 2009, su PBI llegó a 91.164 millones de dólares, con un PBI per cápita de 5.590 dólares, que viene mejorando año tras año, luego de estar décadas sumergido por debajo de los 2.500 per cápita. La inflación se redujo de 325% en 2000 a 12,3% en 2008. En los últimos años, han llegado créditos multimillonarios de países como China, Portugal, Brasil, Alemania, España y Estados Unidos, que fueron destinados mayormente a la infraestructura esencial para hacer sostenible su economía exportadora.

Más allá de los esfuerzos del actual gobierno de Dos Santos por trasladar a los sectores populares los crecientes ingresos del estado angoleño, las condiciones de vida de la población son paupérrimas. Del total, 40,5% están por debajo de la línea de la pobreza. La expectativa de vida apenas llega a los 47 años. La tasa de mortalidad es de 24 por cada 1.000 personas, la más alta del planeta. En el caso de la mortalidad infantil, las estadísticas son igual de malas: 43,6 muertes por cada 1.000 nacimientos, el sexto lugar mundial, detrás de otros países de la África Negra: Níger, Somalia, Uganda, Burkina Faso y Malí. El promedio de hijos por madre es de 6,27, uno de los más altos. La tasa de alfabetización apenas supera 42%, la de escolarización secundaria es de 19% y la de educación superior, de 1%.

Uno de los problemas centrales de Angola es que su economía depende casi en exclusividad del petróleo, pero la industria del sector sólo le da trabajo a 1% de la población, por lo que precisa desarrollar del resto de las variables económicas para poder combatir el desempleo, que en 2009 trepó a casi 24%. Como intento de respuesta a esta problemática, el actual gobierno ha planificado poner en cultivo cuatro millones de hectáreas en los próximos cuatro años.

La balanza comercial de Angola exhibe la fortaleza de su producción petrolera y las debilidades del resto de su industria. En 2009, exportó por 40.000 millones de dólares, una cifra que la ubica en el puesto mundial 53, a tan sólo 14 lugares de la Argentina. Los principales destinos de sus envíos fueron China, con 33% del total; Estados Unidos, 28,7%; Francia, 6%; Sudáfrica, 4,6%; y Canadá, 4,1%. En el mismo período, sus importaciones fueron de 12.800 millones de dólares y estuvieron orientadas a equipos y maquinarias eléctricas, vehículos, medicamentos, alimentos, textiles y armas. Sus principales abastecedores fueron Portugal, con 17,6%; China, 15,7%; Estados Unidos, 11,3%; Brasil, 7,6%; Corea del Sur, 6,8%; y Sudáfrica, 4,8%.

La relación comercial con Angola es abrumadoramente superavitaria para la Argentina desde sus comienzos. En particular, el fenómeno se acentuó drásticamente en la última década, ya que en 1997 Argentina exportaba tan sólo 4 millones de dólares y en 2008 llegó a enviar productos por 212 millones de dólares, con un aumento de 5.300%.

El intercambio experimentó un fuerte estímulo luego de la firma en 2005 de una serie de acuerdos comerciales entre Dos Santos y el ex presidente Néstor Kirchner, que incluyó un protocolo de cooperación entre Enarsa y Sonangol, una firma petrolera mixta que tiene gerenciamiento privado. También se dispuso la creación de la Cámara Argentino-Angolana de Comercio, una organización que si bien ya comenzó a funcionar, aún no lo hace a pleno. Sin embargo, tras ese encuentro, las exportaciones nacionales casi se duplicaron, pasando de 81 millones de dólares en 2004 a 140 millones un año después.

En 2008, Angola representó para la Argentina el destino 47 de sus exportaciones, por un valor que representó 0,29% de sus remesas totales. Sin embargo, en los primeros 10 meses de 2009 se produjo un retroceso en sintonía con los efectos de la crisis financiera que vivió el planeta y las exportaciones llegaron sólo a 134,2 millones de dólares, con una caída de 24,2% respecto de los 177 millones alcanzados durante 2008. Como se puede apreciar en la lista de los diez principales productos exportados entre enero y octubre del año pasado, más de 75% del valor enviado corresponde a productos primarios y manufacturas de origen agropecuario, que se completaron con tubos sin costura para la industria petrolera.

Como es habitual en la mayoría de los vínculos comerciales del país, el primer lugar en ese período lo ocupó la soja y sus derivados, con ventas por 40 millones de dólares, que representaron poco más de 30% del total. En el segundo puesto, se ubicaron las colocaciones de harinas y preparaciones a base de harinas, con 29,8 millones de dólares y 22,2%. Le siguieron el cacao, con 11,5 millones y 8,6%; las carnes y despojos comestibles, con 9,6 millones y 7,1%; las manufacturas de hierro o acero, con 4,8 millones y 3,6%; los azúcares y artículos de confitería, con 4,2 millones y 3,1; las bebidas, líquidos alcohólicos y vinagres, con 2 millones y 1,5%; las grasas y aceites animales o vegetales, con 1,6 millón y 1,2%; el maíz, con 1,5 millón y 1,1%; y los pañales, con 1,2 millón y 0,8%.

En el caso de las importaciones, la relación es muy diferente, ya que, a la hora de comprar, Angola es un mercado prácticamente inexistente para la Argentina. En 2008, constituyó el origen nº 178, por un monto que significó 0,00001 % de lo adquirido por el país. De hecho, entre 2003 y 2009 se realizaron tan sólo 19 operaciones comerciales de ese tipo, por el módico valor de 13.652 dólares. En 2009, no se realizó ningún envío angoleño al país y en 2005 se registró una sola operación, vinculada con la compra de jabones de tocador, por un valor de… ¡1 dólar!

 

COOPERACIÓN BILATERAL. La presidenta Cristina Fernández de Kirchner tiene planeado visitar brevemente Angola en el contexto de su próxima gira por África, que todavía no tiene fecha confirmada. Con ese objetivo, se realizó en enero la primera misión exploratoria a ese país, con el propósito de establecer un esquema de cooperación bilateral en la relación económica, comercial y técnica.

La comitiva, integrada por empresarios de la industria tanto estatal como privada, fue encabezada por Alfredo Rullán, enviado del Ministerio de Relaciones Exteriores, quien aseguró en Luanda que “el sector privado argentino está dispuesto a donar bienes de capital y equipo, así como realizar transferencia de tecnología relacionada con proyectos concretos que Angola impulse a mediano y largo plazo”.

Este plan podría diversificar fuertemente las exportaciones a ese país, ya que los industriales argentinos pretenden invertir en máquinas y equipos para procesamientos de alimentos y bebidas, y en productos de las industrias farmacéutica, láctea, agrícola y de frigoríficos pesqueros.

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